El obispo de Bilbao, Mario Iceta, ha defendido este jueves que las mujeres violadas no puedan abortar. "Ese niño concebido en una violación puede ser dado a una familia para que pueda vivir". Se suma así al de San Sebastián, que también lo dijo el miércoles, además de asegurar que en los hospitales se sacrificaban niños. Son sólo las últimas afirmaciones subidas de tono de las muchas que se están realizando contra el aborto.

El de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla, no es la primera vez que se pronuncia al respecto y asegura que el aborto y la corrupción van de la mano. "Si se puede matar al inocente indefenso, toda corrupción imaginable es posible y podría ser garantizada como Derecho".

Pero no sólo los religiosos han mostrado su opinión. También cargos políticos han realizado polémicas comparaciones al hablar de la despenalización del aborto, como Julián Huete, vicepresidente de la diputación de Cuenca y que comparó la despenalización del aborto con el holocausto y la esclavitud:  "Lo que no vale es decir que con que es legal ya está bien, la esclavitud también era legal y la solución final de los nazis también".

Hace un mes Javier Hurtado, un exmiembro de Nuevas Generaciones del PP en Tarragona se enfrentaba con los participantes de una concentración pro-abortista: "Eres muy fea, yo te hubiese abortado". Pero son muchos los miembros de Nuevas Generaciones que han tenido salidas de tono sobre este tema en sus redes sociales.

Pero el único de todos los casos en el que unas controvertidas declaraciones sobre el aborto han terminado en dimisión ha sido el de Davinia Saorín, exconcejal de política social de Calasparra, en Murcia: "Eso es matar a un ser humano, es ser un terrorista".