El estado del pequeño Pau, el niño de Olot infectado de difteria, sigue siendo grave pero estable. "Cada hora que pasa el pronóstico es más esperanzador" explica Boi Ruiz, el Conseller de Salut de la Generalitat Valenciana.

Una máquina ayuda a su corazón mientras empieza a responder al tratamiento, pero aún no se sabe si sus órganos quedarán afectados. Se le ha inyectado antitoxina diftérica, traída desde Rusia, porque ningún país europeo tenía fármacos disponibles para tratar la enfermedad.

Sus padres ahora confiesan que se sienten engañados por los grupos partidarios de no vacunar. La liga de la libertad de vacunación  recuerda que ellos consideran que la vacuna es tóxica y que no ha contribuido a erradicar la enfermedad.

Mientras, los vecinos de Olot confiesan que no tienen miedo a un posible contagio. Aún así,  se ha vuelto a vacunar a 150 personas, las que mantuvieron contacto con el menor cuando ya presentaba síntomas.