La pesadilla de Cooper, un niño de tan solo nueve años, comenzó en el verano de 2016, según relata el diario británico 'Bristol Post', el pequeño se empezó a encontrar mal, y en el hospital pensaron que se trataba de una infección. Pero desgraciadamente no era así, los antibióticos no le hacían efecto y finalmente los análisis de sangre revelaron la peor de las noticias: cáncer.

En concreto un tipo de cáncer llamado linfoma de Hodgkin, por lo que comenzó a recibir quimioterapia para intentar frenarlo. Durante un tiempo la lucha del pequeño parecía que iba a acabar con éxito y la familia pensaba que estaba mejorando, pero la enfermedad se encontraba en una fase muy avanzada y no había solución posible.

Tras meses de lucha las esperanzas de Cooper se apagaban, pero el pequeño se empeñó en que antes de morir el quería conocer a su futura hermana, y aunque los médicos le dieron pocos días de vida, su insistencia y su lucha dieron sus frutos y logró no solo verla nacer, sino estar con ella casi un mes y ejercer ese tiempo de hermano mayor.

Finalmente Cooper dejó a sus padres y a su nueva hermana en Nochebuena, pero como el había pedido antes, a su funeral acudieron todos vestidos de superhéroes.