La UCI es el escenario, el paciente es el público y las notas son casi como un medicamento que consigue, por ejemplo, bajar las pulsaciones al enfermo. "Yo muchas veces estoy tocando y mirando la pantalla, la veo en 97 y digo venga que baja y pum de repente baja", asegura Paco Soto, guitarra de 'Música en Vena'.

Es solo uno de los efectos positivos que provoca la música en los pacientes y que en el Hospital 12 de Octubre de Madrid pretenden demostrar de forma científica. Con el concierto a pie de cama, los sanitarios se encargan de medir los resultados. "Una menor necesidad de medicación sedante para mantener a los enfermos con sedación, incluso, si podemos conseguir un nivel basal de menos estrés originado por la enfermedad", explica Juan Carlos Montejo, jefe de medicina intensiva del Hospital 12 de Octubre.

Con según qué acorde, se podría hasta conseguir que una persona que ha sufrido un ictus mejore: "Un plus y una recuperación mayor todavía del lenguaje, aportando unas modificaciones en la plasticidad cerebral que en muchos estudios parecen comprobar que pueden funcionar", dice Yerko Ivánovic, médico neurorrehabilitador y músico.

Yerko no es solo médico neurorehabilitador, tiene la otra 'M', la de músico. Con esa doble faceta también participará en este estudio aplicándolo a enfermos de neurología. Mediciones que también se llevarán a cabo en especialidades como cardiología o hematología. Como ya se hace con los pacientes más pequeños del hospital. "Es impresionante decirnos por favor quédate aquí que de repente está mamando o está comiendo y los padres emocionados", cuenta Marta Mansilla, flauta de 'Música en Vena'.

Si finalmente la investigación da los resultados que esperan, 100 voluntarios como ellos pasarán a ser MIR: músicos internos residentes. El objetivo ahora es afinar más en esa simbiosis entre melodía y medicina y poder decir así, que la música también cura.