En cuanto se enteró de la convocatoria, Toni no dudó: "Lo que haga falta. Estamos en España, somos uno más. Venimos para sumar". Es de Ghana, lleva 23 años en España, pero no olvida su propia experiencia: "Al principio no me enteraba de nada". Es uno de los 400 voluntarios que colaborarán como traductores cuando el Aquarius llegue a puerto.

Como Ashraf, de origen sirio y vino reubicado desde Grecia: "Quiero ayudarles, darles la bienvenida como ellos me la han dado a mí". Su objetivo es hacer más fácil la llegada a quienes viajan en el Aquarius: "Les va a dar mucha tranquilidad tener a alguien que les entiende".

Hablan varios idiomas, de francés e inglés a dialectos y lenguas minoritarias. Lo que les falta es saber cómo actuar en emergencias, algo que ya les han enseñado. La idea es que cada uno de ellos atienda a uno de los migrantes: "Desde el principio establecer un vínculo entre el traductor y la persona que viene para que sea siempre la misma persona" explica Miguel Ángel Rodríguez, coordinador autonómico de Cruz Roja.

Nada más desembarcar, se realizará un examen médico rápido y el triaje: la clasificación de los enfermos para priorizar los casos más graves. Después, pasarán a la carpa de filiación y allí miembros de Cruz Roja y Policía Nacional les identificarán y tomarán los datos.

Las embarazadas y los enfermos serán trasladados al hospital para que les realicen pruebas y reciban tratamiento. El resto, serán divididos por categorías y trasladados a los albergues temporales de acogida. Los que sean derivados a hospitales, ya saldrán de allí con la tarjeta sanitaria universal.