Casi a diario, Lucía escribía en un cuaderno cómo se sentía: "Hoy ha sido un día de mierda, estoy mal. Sólo lloraré hasta dormirme". Por escrito reflejaba las situaciones de acoso que sufría y lo difícil que era para ella ir a clase: "Al salir al recreo me he vuelto a quedar sola. A la hora de mates, en clase, me han entrado unas ganas tremendas de llorar, se me caían las lágrimas pero nadie se dio cuenta, como siempre. Hay veces que sólo quisiera encerrarme en una bola y no salir nunca".

Incluso creó un cómic, al que ha tenido acceso Interviú, con una historia que podría ser la suya, de cómo una niña feliz comienza a dejar de serlo y termina por quitarse la vida. "Es casi un testamento gráfico, es cómo ella se va acomplejando, no quiere comer, pesa 64 kilos, se siente mal, la siguen insultando y los acosadores son cada vez más grandes y ella es cada vez más chiquitita. El dibujo es casi un pequeño monigote y en la última línea esa niña se tira al vacío", explica Luis Rendueles, subdirector de Interviú.

Lucía dejó también una nota de despedida antes de suicidarse el pasado diez de enero, sus padres no han dejado de luchar. "Esto le está pasando a muchos chiquillos y luchamos para que no vuelva a pasar", señala Peligros Menárguez, madre de Lucía.

Los dos presuntos acosadores de Lucía son menores y hay una investigación abierta para ver si el instituto actuó de forma correcta.