Las planchas de amianto cubren desde los años 60 el tejado del colegio Santo Ángel de la Guarda, en Valencia, tan estropeado que han obligado a su cierre: "Era un antiguo cuartel militar, todos los pabellones estaban con se veían roturas, polvito y estaba todo bastante deteriorado", cuenta Teresa Ortuño, profesora del centro.

Están en barracones hasta que haya colegio nuevo. Aquí, como en otros 77 centros de toda la Comunidad Valenciana, el fibrocemento está presente en mayor o menor medida: "Hay desde techos, hasta pizarras con amianto o los mismos pilares del edificio, es un material que ahora es peligroso estar expuesto pero nosotros no sabemos qué va a pasar de aquí a 10 o 20 años", explica Pau Díaz, miembto de COO Educación.

Los sindicatos piden no bajar la guardia mientras que desde Educación tienen un plan para erradicarlo: de los 170 centros con amianto detectados hace dos años 93 ya están limpios y para éste y el próximo año se quitará en otros 77: "Solo hay motivo de preocupación cuando está roto, cuando cae, cuando hay lluvias. En esos centros precisamente fueron los primeros que quitamos nadada más llegar, no hay ningún peligro mientras esté puesto por eso hemos optado por quitar también esa alarma social producto simplemente de la vista", detalla Miguel Soler, secretario autonómico de Educación.

Quitar el amianto es un proceso tan delicado que solo se puede hacer en vacaciones con los centros cerrados: "Los peones iban con sus escafandras protegidos, duro un mes y pico la obra, fue una gran alegría ver que por fin se quitaba el amianto", recuerda Inés García, miembro del AMPA.

Estos padres fueron los primeros en verse sin amianto y ahora desde su plataforma aconsejan a otros: "Ha habido colegios que por no saber lo peligroso que era se ha caído un trozo del tejado y los niños han jugado al fútbol con ese trozo de amianto". Porque su lema es claro: el amianto no es un juego.