"Con la misma naturalidad en la que otra familia se hace al contrario, así llegó a la mía", cuenta Alicia Murillo. Ella y su marido decidieron priorizar el apellido de la madre cuando nació su hijo.

Ponerle a los hijos el apellido materno en primer lugar se está convirtiendo en algo cada vez más habitual. Las razones para cambiar el apellido son muy diversas.

"Evitar que desaparezcan los apellidos de los que hay pocas personas", asegura Fernando González del Campo, Genealogista.

"Con estos pequeños actos simbólicos que se vaya también poniendo en posición la mujer", señala Alicia.

En los últimos años, se han doblado este tipo de inscripciones de 1.500 en 2010 a casi 3.000 en 2016.

"Si ese acuerdo entre los padres no se da, entonces lo que prevalece por defecto es que sigue rigiendo el del padre", explica Aritz Ruiz, abogado.

En 2011 la cuestión llego hasta el Congreso de los Diputados "No es lo mismo llamarse Dolores Segura Guerra que Dolores Guerra Segura". El Gobierno de Zapatero aprobó una ley que entrará en vigor en junio.

Con la nueva norma, a los padres se les preguntará el orden de los apellidos, y si no se ponen de acuerdo "el encargado del registro será quien decida", recuerda Artiz Ruiz.

El funcionario lo hará atendiendo al interés del menor. Evitando malsonancias. eligiendo primero el apellido menos común y también podría ser por orden alfabético o por sorteo.