Ya con tarjetas sanitarias que garantizan su atención solo les queda mirar al futuro: "Quiero quedarme en España, encontrar un trabajo y darles una buena vida una vida mejor" asegura Alo, migrante del Aquarius. Alo y su familia son de Argelia, querían una vida mejor pero les engañaron: "Nos prometieron un barco grande que no era nada agobiante pero al llegar nos encontramos con una Zodiac.

Ahora, siete días después de su llegada, la Operación Esperanza Mediterránea está ya en su segunda fase. Algunos migrantes empiezan a abandonar los albergues para ir a casas de acogida: "Las viviendas son normales, situadas en los barrios de la ciudad de Valencia. Viviendas para familias con menores, para familias sin menores y para jóvenes adultos" explica Nacho Grande, director de Cáritas Valencia.

ONG, organizaciones sin ánimo de lucro… todos se han volcado para ayudar a estas personas: "Si dentro de seis meses nos dice el ministerio que no puede el Estado o que no tiene recursos para acogerlos, nosotros continuaremos con ellos. No van a ir a la calle" asegura Olbier Hernández, delegado de Emigraciones del Arzobispado de Valencia. Ha sido duro pero aquí se sienten seguros. Ahora solo quedar sentirlo como un hogar.