En mitad de la tradicional marea roja y blanca del inicio de San Fermín hubo contados pañuelos morados en alto representando muestras particulares de rechazo a las agresiones sexuales, y las camisetas negras de luto fueron una minoría que pidió "unas fiestas sanas y seguras para todos".

Ellas no son las únicas. Un grupo de chicas han viajado desde Madrid para pedir que no haya que preocuparse de nada más que no sea disfrutar todos y todas pasándolo bien y sin que haya miedos ni preocupaciones.

Y el símbolo más repetido fue la mano roja contra las agresiones sexuales en cada pecho de la ciudad para dejar claro que "no es no".

El Ayuntamiento ha puesto la aplicación AgreStop que muchas ya tienen descargada para denunciar cualquier agresión de forma inmediata con un sistema de geolocalización incluida. "Es muy triste que tengamos que usar una aplicación así", lamenta una de las jóvenes que acudió a las fiestas.

Los agentes ya están vigilando cada metro cuadrado para garantizar unos Sanfermines sin violencia.