Muchas víctimas de la violencia
machista como Naiara no llegan a denunciar y es que a ella su entorno le decía
que podía ser contraproducente: "Me amenazaba que si denunciaba me iba a cortar
a mí el cuello. Me decían que a él se le podía ir la cabeza y matarme o hacerme
algo peor".
Los sorprendente es lo
que relata tras haber ido a la comisaría a denunciarle: "Salí sin denuncia
porque ellos mismos ya conocían a este chico y me dijeron que tarde o temprano
lo iban a encarcelar y que no hacía falta que yo pusiera la denuncia".
María, otra víctima de esta lacra, nunca se
ha sentido protegida y también se encontró con una respuesta intolerable de uno de los guardias civiles
de su pueblo: "Me dijeron que cuando un hombre pega a una mujer por algo es. Con
el parte médico me dijeron que eso podía habérmelo hecho yo, que me había
autolesionado yo".
"No todas las personas
tienen formación y debería ser obligatoria para todos los agentes que trabajan
con mujeres víctimas de violencia machista", denuncia Begoña Marugán, del
Instituto de Estudios de Género de la Universidad Carlos III.
Sandra se orinó encima
la primera vez que denunció y en otra ocasión, se vio sola ante las agresiones
de su pareja y su cuñada: "Ahí había por lo menos ocho vecinos por planta, no
salió nadie a ayudarme". Además asegura que su entorno la culpabilizó y le dio de lado: "No
quiero ir de víctima por la vida, prefiero ser una superviviente".
Pese a todo, cada año más mujeres denuncian
pero los datos dicen que, como en el caso de Sandra, el entorno no está a la
altura: sólo denuncia por ellas el 1,44%. La pregunta no debe ser por qué no se
denuncia sino por qué se sigue maltratando.