Portugal ardía esta semana con una orografía complicada, gran masa de pinos y eucaliptos y población dispersa, que son características que se repiten en Galicia. "Si se quiere reducir en más de un 90% la probabilidad de que en Galicia suceda algo como en Portugal habría que actuar sobre las personas, no sobre el medio", comenta Serafín González, investigador científico del CSIC.

Hace tres años, Antonio se encontró rodeado de fuego en su propia casa. "Eran llamas por todos lados, el humo no te dejaba respirar", comenta este vecino gallego. La ley obliga a mantener limpio un perímetro alrededor de las casas, pero no se cumple. Y parte de la población rural gallega vive como Antonio, engullida por árboles.

La Xunta luchará contra los incendios con 7.000 efectivos este año, pero no hay prevención; alcaldes gallegos aseguran que no tienen medios materiales ni humanos para mantener un margen de seguridad de 50 metros limpios para evitar el fuego en los núcleo de población. Además, los diez metros de cunetas limpios que exige la ley para las carreteras gallegas no se cumplen. Tampoco están limpias las pistas forestales.

El monte crece a sus anchas por pistas y las carreteras. La Xunta asegura que no se cumple. "Se está haciendo una dejación de funciones desde la propia administración y desde las propias administraciones públicas que son las responsables de que se cumpla la ley", afirma Sebastián Hernández, bombero forestal de Galicia. Si no se toman medidas, Galicia seguirá siendo un polvorín.