José Manuel Benavente y su mujer vendieron su casa hace unos meses, pero, aún así, seguirán viviendo en ella hasta que fallezcan. La venta de la nuda propiedad es, en su caso, una manera de poder contar con liquidez suficiente hasta que llegue la hora.

"Te viene muy bien porque tienes un colchón como un incentivo más para la pensión y todos los ingresos que tengas", considera José Manuel. Es la solución para muchos pensionistas que tienen una casa en propiedad y quieran garantizarse una buena calidad de vida en sus últimos años.

En la 'Inmobiliaria Eduardo Molet' lo saben bien. Llevan años vendiendo pisos a través de esta fórmula y en los últimos 12 meses han notado un incremento en el número de operaciones. "Hay una preocupación de las personas mayores por las pensiones. Eso se ha visto reflejado en la venta de la nueva propiedad. Nosotros estamos vendiendo un 300% más este año que el año pasado", cuenta Eduardo Molet, gestor inmobiliario.

Isidro es uno de esos compradores. A través de la compra de la nuda propiedad se ha ahorrado un dinero respecto al precio de mercado, a pesar de que aún no lo puede disfrutar. Es, para él, una inversión segura: "Los ahorros no daban nada en el banco, y la bolsa es un riesgo".

El comprador se hace cargo del pago del IBI, las derramas y los gastos de carácter extraordinario que pueda tener el inmueble. El vendedor, que se queda con el usufructo, pagará los gastos corrientes y las cuotas de la comunidad. Quienes quieran comprar a través de esta modalidad deben tener en cuenta que es una operación solo para inversores.