A los migrantes que viajan a bordo del Aquarius les gusta su nuevo destino. Uno de ellos busca desesperado un teléfono para avisar a su hermano, que está en Madrid y que no sabe que él está en el Aquarius: "Quiero encontrarme con mi hermano mayor que vive en españa pero no sabe que he tomado este camino".

El joven que habla es de Guinea Konakri, fue uno de los primeros que llegó al Aquarius y, según cuenta a Radio Nacional, tenía una lesión en la pierna. Ahora a pesar de su cojera sonríe al saber que podría reencontrase con su hermano: "En cuanto pueda coger teléfono le diré que estoy en el barco, él vive en Madrid".

Igual que los migrantes se amontonan en la cubierta del barco, sus historias también lo hacen. Uno de ellos, Clemente dice que está "feliz de volver a España" porque Italia no le gusta.

Él ya vivió en España, pero regresó a Nigeria para reencontrarse con su familia hasta que la crudeza de los conflictos le ha obligado a huir de nuevo a través del infierno de Libia. "En Libia todo el mundo vive en el miedo y se venden mujeres, hombres y niños", cuenta Clemente, que se pregunta: "¿Eso que es?".

En general, casi todos están felices pero entre los migrantes magrebíes algunos tienen miedo porque temen que les deporten, ya que "por ese motivo eligieron dar el salto vía Libia aunque fuera un viaje más caro y más peligroso", como explica la periodista Naiara Garralaga.

Unos con preocupación y otros entusiasmados. Todos están cada vez están más cerca de nuestro país.