La Guardia Civil ha conseguido desmantelar una organización criminal que hacía llegar hachís hasta la costa del Campo de Gibraltar procedente de Marruecos. Habrían llegado a introducir en España hasta 10.000 kilos de esta droga.

Los agentes han detenido a 12 narcotraficantes y se han incautado de varios vehículos, un subfusil y una pistola, numerosa munición, un chaleco antibalas e incluso hasta 190.000 euros en metálico.

El ministro del Interior ha celebrado la noticia y ha lanzado una advertencia: "Hemos declarado la guerra a quienes trafican con droga y a quienes les ayudan y vamos a poner todos los medios. Deben saber que antes o después pagarán por ello", manifiesta en un tuit Juan Ignacio Zoido, ministro del Interior.

Los detenidos en este último golpe contra el narcotráfico operaban en la Línea de la Concepción. Una zona que para los propios agentes es territorio hostil.

"Venimos reclamando desde hace muchísimo tiempo el incremento de la plantilla, la dotación de medios materiales adecuados para poder combatir", asegura José Encinas, Secretario Provincial de la Asociación Unificada de Guardias Civiles.

Una opinión similar a la que ha manifestado la jueza de Algeciras, que esta semana envió a prisión a los ocho detenidos por agredir a varios guardias civiles durante una comunión en el Barrio del Rinconcillo.

Asegura que el Campo de Gibraltar es una zona olvidada y denostada por los responsables políticos y que se ha convertido en el Nápoles que imperaba en la era de la 'cosa nostra' y lo califica como el nuevo territorio ETA. Pero matiza, estos 'terroristas' no tienen un ideal político, sino que solo buscan el beneficio económico que genera esta actividad.

Anoche, otras dos personas fueron detenidas en Algeciras. La narcolancha en la que viajaban impactó contra una patrullera de la Guardia Civil.

"La embarcación consiguió huir. A posteriori se localizó la embarcación encallada en la costa", asegura José Encimas, Secretario Provincial de la Asociación Unificada de Guardias Civiles.

Es solo el último ejemplo de la tensión que, día a día, se vive en el Campo de Gibraltar.