La juez de Instrucción número uno de Sevilla cita a declarar como investigados a los cuatro médicos a petición de la Fiscalía de Sevilla, denunciados por la joven a cuenta de un presunto delito de lesiones agravadas por imprudencia profesional.

En la denuncia, el abogado de la joven relata que ésta decidió interrumpir voluntariamente su embarazo de once semanas de gestación de forma que, tras los trámites pertinentes en su centro de salud de Mairena del Aljarafe, fue derivada a un centro concertado para llevar a cabo la intervención que se llevó a cabo "según la técnica habitual, consistente en la dilatación mecánica del cuello uterino para, posteriormente, introducir un tubo que va conectado a un potente aspirador que succiona el feto".

La denunciante añade que, al terminar la intervención, y como consecuencia del procedimiento quirúrgico, "comenzó a sangrar a través del cuello uterino", pero al no poder detener la hemorragia, los facultativos decidieron su traslado "urgente" al Hospital Virgen Macarena, donde el ginecólogo de guardia "consiguió contener la hemorragia", permaneciendo cuatro días en la Unidad de Cuidados Intensivos.

En este sentido, la denuncia añade que la joven volvió a ingresar en el hospital seis días más tarde de ser dada de alta, esta vez en el Virgen del Rocío, "por presentar de nuevo cuadro de inestabilidad y hemorragia profusa de las mismas características que en la ocasión anterior".

En esta ocasión, y según el abogado de la joven, se le administró anticoagulante, realizándose un legrado uterino y colocándose un balón uterino para evitar la hemorragia. No obstante, días más tarde sufrió "un nuevo shock hemorrágico vaginal" y, dada "la gravedad de la situación en la que se encontraba, debió ser intubada y sometida a maniobras de reanimación por correr riesgo su vida".

Además, según la denuncia, se le realizaron una serie de pruebas diagnósticas concretas que "evidenciaron una rotura uterina como origen del sangrado", por lo que fue sometida a una histerectomía total simple "lo que se traduce en la extirpación del útero y el cuello uterino", según expone el letrado, que asevera que "las secuelas de los daños producidos" durante la intervención para la interrupción voluntaria del embarazo "no fueron únicamente físicas".

Y es que, según lamenta, la joven "también se vio afectada psicológicamente, ocasionándole episodios graves de ansiedad y de depresión", todo ello "sin olvidar que, como consecuencia de la histerectomía total simple, resultará totalmente imposible" para la afectada "poder llegar a tener descendencia desde el momento de la operación en adelante".