Los hechos se produjeron en la madrugada del día 15 de octubre de 2016 en un bar de la localidad navarra de Alsasua, cuando un grupo de personas increpó y agredió a los agentes y las dos mujeres que les acompañaban.

La Fiscalía de la Audiencia Nacional ha solicitado 50 años de cárcel para siete de los ocho procesados por cuatro delitos de lesiones terroristas, 12 años y medio por cada uno de ellos.

A uno de ellos se le atribuye además un delito de amenazas terroristas y pide para él 12 años y medio más de cárcel, hasta los 62 años y seis meses de prisión.

En su escrito de acusación, el fiscal José Perals plantea unas penas alternativas a estas, de entre 18 y 30 años y medio de prisión, para siete de los acusados.

Perals también pide para los ocho acusados 20 años de inhabilitación absoluta y 5 años de libertad vigilada. Este caso se empezó investigando en un juzgado de instrucción de Pamplona, que se inhibió en favor de la Audiencia por ver indicios de terrorismo en la agresión.

Los detenidos recurrieron esta decisión y la Audiencia de Navarra rechazó que fuera terrorismo, tras lo que planteó una cuestión de competencia que el Supremo resolvió en el sentido de que sí hay indicios de terrorismo, por lo que el caso se quedó en la Audiencia Nacional.

En la agresión resultaron heridos un teniente y un sargento y sus parejas. El teniente sufrió, según el fiscal, contusiones múltiples, fractura de tobillo y herida en el labio, tras lo que tuvo que ser intervenido.

El sargento, por su parte, sufrió policontusiones en la cabeza, erosiones múltiples en espalda, contusión en el codo izquierdo, edema en la muñeca derecha y dolor en la región lumbar, lo que le provocó lordosis cervical.

En cuanto a sus parejas, las lesiones fueron físicas, como dolores en la zona dorsal, hematomas y tendinitis, pero también psicológicas, ya que una de ellas presentó "un cuadro de ansiedad importante debido a recuerdos recurrentes de la agresión sufrida".