La tremenda borrachera de un joven australiano ha acabado de una forma que nadie hubiera imaginado. Un amigo suyo ha sacado la historia a la luz a través de las redes sociales y la Policía ha aprovechado para lanzar una advertencia y que nadie jamás siga su ejemplo.

Después de llegar a su casa en un taxi, el joven de Tasmania no quería bajarse del vehículo. A pesar de que el taxista lo intentó una y otra vez, no logró convencerlo y finalmente llamó a la Policía.

Según han dicho los propios agentes, normalmente la Policía no lleva a casa a la gente que se encuentra en estado de embriaguez, sin embargo, en esta ocasión hicieron una excepción.

Para que el joven ebrio recordara al día siguiente lo que había ocurrido, no dudaron en hacerse un selfie con él y precisamente la foto ha sido lo que demuestra cómo ocurrió todo.