Sam Hemming es una estudiante de 22 años que se encontraba en coma después de haber sufrido un accidente de coche con su pareja. Tras el impacto, la joven se rompió cuatro huesos del cuello y, tras numerosas operaciones, los sanitarios la introdujeron en coma, tal y como cuenta el 'Daily Mail'.

Conectada a una máquina de soporte vital que la mantenía con vida, Sam pasó tres semanas hospitalizada hasta que los médicos aconsejaron a la familia desconectarla, al no tener grandes esperanzas de que despertase.

Sin embargo, cuando los médicos se disponían a proceder a su desconexión, la joven movió un dedo, como síntoma de que todavía se mantenía viva. Al ver su respuesta, su madre impidió que la desconectaran. Ahora, y tras pasar ocho semanas en el hospital, la joven se recupera en su casa rodeada de sus seres queridos.