La actuación se inició gracias a los avisos ciudadanos, que motivaron la investigación de los agentes, según ha indicado la Comandancia en una nota. Los agentes identificaron una "una perrera cercada con un vallado metálico", de unos 50 metros cuadrados, donde vieron a varios perros atados con cadenas, así como casetas de construcción y cementadas. Tras diferentes comprobaciones, los agentes encontraron al propietario y procedieron a inspeccionar el estado de los animales en el recinto, donde hallaron a siete perros de gran tamaño y diferentes razas, siendo cinco de ellos de razas potencialmente peligrosas, en estado de desnutrición y deshidratación.

Los investigadores, que detectaron un fuerte olor a animal muerto, observaron también excrementos, restos de pelo, orines y restos de huesos tirados por el suelo, así como botes de pintura reciclados para ser usados como bebederos, de forma que los que no estaban vacíos, contenían agua "de color verde". Ante la comprobación de la situación de los perros, el dueño reconoció finalmente que solo cuatro de ellos poseían microchip y cartilla, mientras que los otros tres no habían sido ni vacunados. Asimismo, apuntó que él era el encargado de sacar a los perros "de uno en uno a una parcela anexa, ya que los mismos se pelean entre ellos" aunque, según las comprobaciones de la Guardia Civil, los animales apenas se movía y no eran "capaces de mantenerse en pie por sí mismos".

Durante la revisión de los perros, vieron un mastín cruzado con una herida en el cuello, al parecer provocada por la cadena que lo sujeta, que no podía moverse, por lo que tuvo que ser sacado en peso por el dueño. Otro can, de raza rottweiler, tenía heridas en dos patas en las que se le veía el hueso. Este animal tuvo que ser sacrificado, ya que presentaba gangrena y leishmaniosis en la extremidad inferior derecha. El tercer can malherido, un dogo cruzado, se encontraba en estado famélico. Los agentes instaron al investigado a proporcionar agua y comida a los animales, así como a presentar toda la documentación que posea de los perros y un informe veterinario, de manera que al día siguiente se regularizó su situación.

El investigado mantiene la propiedad de los canes tras la actuación, si bien desde la Guardia Civil han apuntado que se realizará un seguimiento periódico del estado de los animales. Asimismo, trasladó a los agentes su intención de deshacerse de ellos. Las diligencias instruidas por la Guardia Civil han sido remitidas al Juzgado en funciones de guardia de Almería.