Taxistas y conductores trasportaban sin cobrar a quienes intentaban salir de la zona, empleados de locales que abrían sus puertas para ofrecer refugio y ciudadanos anónimos que eran los primeros en atender a los heridos.

El grito "No tinc por" ("No tenemos miedo") se ha convertido de manera espontanea en uno de los símbolos de una ciudad que ha reaccionado de una manera total, entregada y solidaria.

Muchos ciudadanos han improvisado altares en muchos lugares como en el mosaico de Joan Miró, donde también han escribo mensajes de apoyo. Ciudadanos no solo de Barcelona, sino de toda España y de todo el mundo.

Improvisados altares de homenaje, de respeto, de memoria a las víctimas, heridos y, hasta ahora, 14 muertos. Allí, en La Rambla, estaba una persona emocionada, símbolo de la cultura catalana, Rosa María Sardà: "Estoy aterrorizada pero estamos donde debemos estar, en la Rambla". "Delante de la adversidad debemos sacar esa valentía que casi no tenemos y que es muy triste que nos una solo la gran desgracia, porque no comprendemos de una vez que tenemos que respetarnos mutuamente", añadió Sardá.