Según el testimonio del agresor, E.J. Herbert, se había pasado el día de los hechos, ocurridos en verano de 2015, consumiendo cannabis y alcohol en grandes dosis. Fue en estado de ebriedad cuando cogió a su hija pequeña, de tres años, y le prendió fuego, causándole heridas severas en todo el cuerpo.

La razón, según confesó el propio atacante a un vecino, es que veía a la menor "demasiado guapa". La acción del agresor no se quedó sólo ahí, pues también intentó hacer lo mismo con su otra hija, de siete años y que padece autismo. Esta fue rociada con gasolina, pero no llegó a ser quemada.

Al oír los gritos que procedían del interior de la vivienda, un policía de la zona se acercó a ver lo que pasaba y logró salvar a las menores. El ataque de Hrbert tuvo lugar en presencia de su pareja, a quien el agresor amenazó en repetidas ocasiones con un cuchillo si intentaba impedir que prendiese fuego a las niñas.

La hija de tres años tenía graves quemaduras en el 13% del cuerpo y necesitaba con urgencia cirugía y tratamiento con láser, según cuenta el medio 'The West Australian'.