Hace nueve meses, un niño de cinco años fue secuestrado cuando estaba solo en casa con su hermana de siete, en China. El autor del secuestro planeo el rapto para vengarse de la madre del pequeño, a la que culpaba de su separación.

El individuo convenció a una pareja, que no tenía hijos, para que lo ayudaran y así ellos podrían quedarse con él y cuidarlo. La Policía no logró encontrar al pequeño. Sin embargo, nueve meses después del secuestro, el propio padre se lo cruzo de casualidad en un mercado de China, mientras realizaba unas compras con su cuñada.

Esta se percató de que el pequeño estaba allí. Tras esto, el padre llamó a la Policía que detuvo a los tres participantes en el secuestro. El matrimonio, Chen y Li, han sido condenados a dos y tres años de cárcel, respectivamente, y seis años para el autor de los hechos por trata infantil.