Óscar Gómez, trabajador de la Conferencia Estatal de Personas Sordas, nació sordo y empezó a utilizar audífonos a los tres años. Desde entonces, forman parte de su vida diaria: "Cuando tengo que utilizar el coche necesito ponerme el audífono; también, por ejemplo, para escuchar las ambulancias".

Hasta los 16 años recibió una prestación del Estado que le cubría una parte del coste de sus audífonos, pero pasada esa edad dejó de recibirla. "Un sólo audífono puede que costar unos 3.000 euros. Yo uso dos, y en total serían unos 6.000 euros", explica Óscar.

España cuenta con una cartera de servicios de ortoprotésico básico, pero no siempre se ajusta a las necesidades de las personas que solicitan las prestaciones. En el caso de las sillas de ruedas, la seguridad social las financia pero el paciente se ve limitado en su elección. "No hay nadie que se quede descubierto, pero lo que te ofertan no es lo que tú necesitas", recuerda Daniel-Aníbal García, secretario de COCEMFE.

Los pacientes reclaman una financiación más personalizada en los servicios y más ayudas. "Hay muchas familias que incluso recurren a préstamos para poder comprar estas ayudas", cuenta Concha Díaz, presidenta de la Confederación Estatal de Personas Sordas. Desde la asociación Semergen opinan que una cobertura total de las prótesis no es realista.

"No hay un sistema que sustente todas las sillas de ruedas y todos los audífonos", dice Milagros González, responsable de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria. Aun así, los afectados insisten en que estos servicios no son un lujo, son una necesidad para desarrollar su vida con normalidad.