Sergio Rodrigo Andrade, un conocido grafitero de Burgos, su intención era encontrar a través de Google Maps uno de los molinos abandonados en la ribera del río Urbel. Sin embargo, lo que encontró fueron unas líneas que delimitaban lo que parecía ser una edificación en ruinas.

Ante la sorpresa decidió comunicarlo a la directora del Museo de Burgos y al Servicio Territorial de Cultura de la Junta de Castilla y León. La arqueóloga de la Junta ha señalado que ya conocían la existencia de las ruinas pero no habían logrado localizar el lugar exacto.

Este yacimiento se encuentra en una pequeña localidad a 25 kilómetros de Burgos y ocupa un área de más de 5.000 metros cuadrados. Sin embargo, el descubrimiento de estas ruinas ha causado una gran polémica tras ser publicado en el diario local de Burgos.

Algunos arqueólogos han asegurado que la publicación de este tipo de imagenes supone un peligro por la posterior aparición de los famosos buscadores de tesoros, quienes acuden corriendo al lugar para poder sacar tajada los primeros.