El asunto terminó en un error difícil de digerir. La mujer creía haber ganado el mayor premio en la historia de las tragaperras de EEUU: casi 43 millones de dólares, alrededor de 40.800.000 euros, y lo que se llevó fue un disgusto.

El Resorts World Casino, en Queens, Nueva York, donde había logrado el bote, le informó de que en contra de lo que ella pensaba, "no había ganado nada de nada".

El argumento de peso, para el salón de juegos y el juez que lleva el caso, fue que la Comisión de Juego del Estado de Nueva York aseguró que la máquina había tenido un fallo de programación y que el casino no se responsabilizaba porque "las anomalías anulan todo los juegos y pagos", según informa CNN.

"Ni siquiera puedo describir la sensación, es como si todo mi cuerpo se hubiera entumecido", dijo Bookman a una cadena de televisión local.

Y por si esto no fuera suficiente, el casino, para compensar a Katrina Bookman (madre soltera con cuatro hijos), decidió invitarla a una fastuosa cena.

Mientras, el abogado contratado por Bookman, Alan Ripka, va a seguir litigando para que el Resorts World Casino pague a la joven la cantidad máxima permitida por la máquina: 6.500 dólares (6.170 euros).