Un hombre de 31 años murió después de desarrollar sepsis debido a una herida sobre un tatuaje que se le infectó después de nadar en el mar.

El hombre se tatuó una cruz religiosa en la pantorrilla derecha y a los cinco días se estaba bañando en el mar ignorando por completo los consejos de los tatuadores de no bañarse hasta que pasasen al menos dos semanas.

La herida provocada por el tatuaje estaba aún fresca y se contaminó con una bacteria carnívora que desgarró su piel y finalmente produjo su muerte.

Primero desarrolló una fiebre con escalofríos y una erupción cerca del tatuaje y después su condición solo empeoraba. El hombre además, sufría de cirrosis, causada por hábitos diarios de beber seis botellines de cerveza al día.

Su hígado estaba completamente debilitado, y por tanto producía muy poca cantidad de neutrófilos que son los glóbulos blancos que ayudan a combatir las bacterias.

En tan solo 24 horas los médicos se vieron obligados a ponerle máquinas como soporte vital porque sus órganos comenzaron a fallar.

Estaban luchando contra el Shock Séptico, provocado cuando una infección desencadena una respuesta inmune violenta en la que el propio cuerpo ataca a los órganos. Sus riñones finalmente fallaron por completo y dos meses después murió.

Los médicos dijeron que este tipo de infección es poco común, lo más habitual es que ocurra debido a la ingestión de ostras crudas. Sumergir llagas abiertas en el agua, da igual si es una piscina, bañera o mar, representa una amenaza de infección según los expertos.