Antes de comenzar la operación de cataratas de una mujer en Reino Unido, los médicos comprobaron que la paciente tenía una masa azulada en su ojo. En ese momento, procedieron a la retirada de la misma y comprobaron que tenía 17 lentillas. Poco después, en una revisión posterior, encontraron otras diez más.

La paciente iba a operarse de cataratas, según ella misma había dicho, notaba desde hacía algún tiempo una molestia en el ojo, pero consideraba que era propio de su edad.

Desde hacía 35 años la mujer usaba lentes de contacto y admitió que no iba a sus revisiones con el oculista.

Los hechos, recogidos en la revista Optometry Today, son, según los expertos, extremadamente raros. A pesar de que la visión de la mujer podría haber sufrido daños, ella se encuentra bien semanas después de la retirada de las lentillas.