Álvaro volvió a nacer hace cinco años. Tenía 19 cuando tuvo un accidente: su moto derrapó y un fuerte golpe en la cabeza cambió el rumbo de su vida.

"Al médico de la ambulancia le pregunté si me había quedado tetrapléjico y me dijo que podía ser eso o podía ser el shock; y me dije: no, esto no es el shock", detalla Álvaro.

El accidente fue fuerte, el impacto emocional lo fue aún más. Algunos amigos y su pareja se alejaron. "Lo que más me dolió no fue sólo que me dejase sino que desapareciera de mi vida, que ya no quisiera saber más de mí", explica Álvaro.

Pero con el apoyo incondicional de su familia, Álvaro pudo reinventarse. Tiene nuevas capacidades, nuevos amigos, sigue estudiando criminología e imparte charlas de seguridad vial.

"En ocasiones ocurre que hay gente a la que hay que concienciar en un primer momento para que sepa que tiene que convivir con la lesión", explica Alexandra Álvarez, psicóloga de la fundación del Lesionado Medular.

"Hay que aceptar que esto es lo que hay. Pero que con esto también se puede vivir una vida decente. Es como tener una segunda oportunidad", relata Benancio Palomo, otro lesionado medular. Para Benancio, su segunda oportunidad, hace tres años, fue un despertar.

"Los que estáis móviles no os dais cuenta de lo que tenéis. No nos paramos a apreciar las relaciones personales", comenta. Son la otra cara de los accidentes de tráfico, los que sobreviven. Desde 2011 los heridos en carretera han aumentado un 16%.

"Cada año en España 13.000 personas sufren lesiones graves que, como media, les provocan 14 días de hospitalización y 200 días de rehabilitación", detalla Francisco Valencia, director general de la Fundación Línea Directa.

Según un estudio de dicha fundación, la salida de vía es el accidente más lesivo. Hay accidentes fortuitos y otros evitables. Tres de cada diez niños heridos en accidentes no llevaban el sistema de retención infantil.