El Tribunal de Estrasbugo ha condenado a Rusia por el proceso y las penas impuestas a tres miembros del grupo de punk feminista Pussy Riot como castigo por haber interpretado en febrero de 2012 unas canciones de protesta en la Catedral de Moscú.

Los jueces europeos consideradon que las condenas que recibieron las integrantes, de dos años de cárcel, fueron "de una severidad excepcional", no tuvieron en cuenta el contexto y por eso violaron su libertad de expresión.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos admitió que las activistas infringieron las reglas de comportamiento en un centro religioso, pero insistió en que se las castigó con dureza simplemente porque vestían colores vivos, gesticulaban con los brazos y las piernas al aire y utilizaban un lenguaje soez.

También reprochó a la justicia rusa que estuvieron en detención provisional durante cinco meses sin justificación y que recibieron un trato inhumano o degradante durante el proceso.