Lo llaman el pequeño Vaticano, ya que de los 60 habitantes censados y más de 30 le han entregado su vida a dios. Entramos a la iglesia y encontramos a siete religiosos charlando en su lugar preferido. Cada uno pertenece a una congregación distinta y aprovechan estas vacaciones en el pueblo para ponerse al día.

"Las mujeres van con las religiosas y el resto de mujeres, algún fraile viene y ayuda a su hermano con las labores del campo, otros religiosos vienen y van a la huerta", cuenta Pedro Mayor, alcalde de Hornillos del Camino.

Ramón Rodríguez, por ejemplo, cuelga la sotana y se pone las botas, en agosto este sacerdote es agricultor: "Mi hermano me lo dice muy claro, cuando vuelvas a casa te dejo el mono para que te lo pongas, así te proporciono un gimnasio para que te pongas en forma".

Elia Mayor prefiere caminar por lo que ella misma llama el templo de la naturaleza. Nos cuenta que le ayuda a reflexionar y vaya si reflexiona: "Si voy por verde, pues doy gracias al señor porque cada mañana me pone una alfombra verde y yo paso por ella".

Es el pueblo con más curas por habitante de todo el país. Nos cuentan que hace años aquí se rezaba hasta tres veces al día y que ir al seminario era lo normal. Y a la hora de comer, cada uno a su casa y dios a la de todos.