Abdou llegó con tan solo ocho años a Ceuta metido en un maleta sin zapatos ni pantalones. Su padre, que había pagado 5.000 euros por que lo trajeran a España donde vivía con la madre, acabó en la cárcel acusado de tratar de introducirlo ilegalmente.

Ahora, casi tres años después, espera con ganas un juicio que empieza este martes y que espera que acabe con su odisea: "Estamos agotados y esperamos que se acabe todo".

Ali pidió varias veces la reagrupación familiar pero se la denegaron y fue su desesperación la que le llevó a pagar, según su abogado, sin saber que lo traerían así. Ahora el niño vive con su madre en París, se fueron allí incapaces de soportar la presión mediática. Sueñan con vivir al fin todos juntos en Bilbao donde trabaja Alí y dejar de ser para siempre el niño de la maleta.