El juez que lleva la investigación de la joven violada en San Fermín es claro y rotundo en su auto. Aunque los testimonios de los cinco acusados coinciden, distan mucho de las imágenes que tienen como prueba.

"No se aprecia consentimiento alguno por parte de la víctima, sino mero sometimiento a una apabullante situación de superioridad física y numérica", reza el escrito del magistrado.

Fueron ellos mismos, los presuntos agresores, quienes grabaron con el móvil la supuesta violación. Una grabación que el juez ha tenido en cuenta para desestimar su puesta en libertad.

Afirma el magistrado que se rieron de la víctima, la humillaron y la obligaron a mantener relaciones en contra de su voluntad. "No se detecta colaboración ni tampoco el alegado trato cariñoso, sino más bien manejo forzado de su cuerpo agarrándola incluso del pelo", precisa el auto.

El juez lo tiene tan claro que vuelve a incidir en este aspecto: "La víctima no da muestras de ser consciente en ninún momento y que se produce en posiciones especialmente vejatorias para las que es impensable que hubiera podido prestar tal consentimiento".

Además, dice el magistrado en su auto, testigos que atendieron a la joven la noche de la supuesta agresión, la madrugada del 7 de julio, corroboraban el estado de nerviosismo de la víctima. "Estaba en estado de shock, llorando, desconsolada; aspecto luego ratificado por policías", ha señalado el abogado Carlos María Bacaicoa.

Los acusados podrían enfrentarse a una pena de hasta 80 años de prisión.