Javier Ayllón es un abogado que lleva años trabajando en la misma compañía. La multinacional en la que trabaja duplica la plantilla de trabajadores con discapacidad exigido por ley. En su caso, un convenio entre la Fundación ONCE y su empresa le abrió las puertas de su carrera y hoy tiene un empleo estable, pero sabe que él es una excepción.

"Existe un alto grado de desconocimiento a nivel personal y también por desgracia, de muchos empresarios y, por esto, se produce una discriminación hacia las personas con algún tipo de discapacidad o diversidad", explica Ayllón, letrado societario de asuntos legales para Repsol.

La Fundación Alma Tecnológica y la Universidad Carlos III han formado a un grupo de jóvenes de discapacidad intelectual en los perfiles que cubren en la empresa. Les forman bajo demanda en función de las necesidades del mercado.

Es el caso de Ulises Camacho y Marina Martínez, que trabajan desde hace un año. "Con 20 años tener un trabajo... No me lo podía imaginar. Y además es indefinido y estoy muy contenta", asegura Marina, que trabaja en el departamento de Compras y Finanzas de 'Vector ITC Group'. Aunque Ulises no sabe si hay iniciativas similares, considera que la que le ha brindado esta oportunidad "ha sido buenísima".