Su nombre es Kane Gamble. Quizá no te suene el nombre de primeras, pero este joven británico de 18 años ha estado cerca de crear una crisis en los centros de seguridad estadounidenses. ¿La razón? Entre junio de 2015 y febrero de 2016 logró hackear las cuentas de funcionarios de inteligencia y de Seguridad Interna de Estados Unidos.

Entre ellos, el del por entonces director de la CIA, John Brennan. Y todo desde su habitación en Coalville, en el condando inglés de Leicestershire. Así consta en la investigación que le ha llevado a comparecencia ante la Corte de la Corona de Leicester, donde se declaró culpable de intentar conseguir "acceso desautorizado" a ordenadores y de "modificación desautorizada de material de un ordenador", entre otros delitos.

En concreto, Gamble consiguió documentos clasificados de la antigua cuenta del exdirector de la CIA; entre ellos, información detallada sobre varias operaciones de la inteligencia estadounidense en Irán y Afganistán. Haciéndose pasar por el propio Brennan, logró obtener información del servicio de atención al cliente de uno de los principales proveedores de internet. De esta forma, Gamble pudo acceder a las cuentas privadas del exdirector de la CIA y otros funcionarios.

En palabras del fiscal que participa en el caso: "Gamble consiguió acceder a las cuentas de altos funcionarios de inteligencia de Estados Unidos y otros empleados del Gobierno. El grupo utilizó un método conocido como 'ingeniería social', que implica manipular socialmente a las personas para realizar actos o divulgar información confidencial". En el informe judicial también consta que Gamble utilizó este mismo método con la intención de hacerse con información secreta del FBI.

Esto es, se hizo pasar por el que por entonces era el director adjunto del servicio, Mark Giuliano. No son los únicos, pues el joven británico también habría robado información sobre otros importantes miembros de la Administración Obama. A destacar, del exjefe de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, y de su asesora adjunta, Avril Haines. Según el fiscal, las acciones de Gamble tenían como objetivo apoyar al movimiento palestino y estaban motivadas por la "muerte de civiles inocentes".

Además, dice que tras obtener los documentos clasificados, el adolescente, que en el momento de los hechos tenía entre 15 y 16 años, usó los números de teléfono que había conseguido para "burlarse de las víctimas y sus familias, así como tomar el control de sus dispositivos". La defensa del joven afirma que sufre un tipo de trastorno del espectro autista y que tiene el comportamiento de un niño de 12 o 13 años.