Al hombre se le incautó, además, un ordenador portátil donde se sospecha que tiene fotografías de su hija, de la que supuestamente abusó hasta después de su mayoría de edad, desnuda cuando aún era menor.

La investigación comenzó a raíz de que el Equipo de la Mujer-Menor (EMUME) de la Guardia Civil de Cantabria mantuviera un encuentro con una joven de 21 años en el que tuvieron conocimiento de que podía haber sido objeto de continuos abusos sexuales, desde los 8 años, por parte de su padre adoptivo.

De la investigación se desprende que esos abusos comenzaron nada más ser adoptada, empezando por tocamientos cuando se encontraban solos, con la excusa de "que era algo normal y era un secreto", explica la Guardia Civil.

A medida que la niña fue creciendo, esos abusos cada vez fueron más continuos y bajo la amenaza de que si contaba algo "iba a destrozar la familia".

Según la Guardia Civil, el control del padre sobre la menor era férreo, llegando incluso a prohibirla a salir con sus amigas si se negaba a mantener relaciones con él.