Según fuentes del Instituto Armado, los propietarios de la finca sospecharon de que los dos animales estaban siendo maltratados, ya que presentaban heridas en la zona vaginal.

Por este motivo, decidieron instalar cámaras de vigilancia dentro del establo que permitieron grabar al acusado realizando prácticas sexuales con los animales e incluso penetrando a la yegua y la potra con otros objetos.

Sin embargo, dada la dificultad para identificar al hombre con dichas imágenes, la Guardia Civil inició una investigación que finalizó con su detención. Se trata de un varón de unos 50 años que no tenía relación alguna con los propietarios ni con la finca.

El artículo 337 del Código Penal prevé penas de tres meses y un día a un año de prisión "para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales y para la tenencia de animales, el que por cualquier medio o procedimiento maltrate injustificadamente, causándole lesiones que menoscaben gravemente su salud o sometiéndole a explotación sexual".