El crimen de Yerson Eladio Aponte Sequera, un menor de 17 años, se ha atribuido a un ajuste de cuentas tras una discusión con unos vecinos, padre e hijo, por una deuda de 500.000 bolívares, unos 40 euros. Los agresores, tras matarlo golpeándole la cabeza con un tubo, descuartizaron el cuerpo para asarlo y comerse la piel y los músculos.

Los presuntos homicidas intentaron quemar los huesos durante un año y medio para convertirlos en cenizas y al no conseguirlo, finalmente los enterraron en una fosa, según informa 'La República'.

El padre y el hijo no actuaron solos, sino que en el crimen colaboraron dos primas menores de la víctima, de 15 y 16 años. Los presuntos asesinos, además, participaron en las labores de búsqueda de la víctima e insistieron en que el menor se había marchado por voluntad propia.

En esa búsqueda, los acusados mostraron cierto nerviosismo, lo que hizo sospechar a los familiares, que les acusaron ante la Policía. Finalmente los homicidas confesaron el crimen ante las autoridades y les llevaron hasta el lugar donde habían enterrado los restos mortales.

"Sabemos que discutieron por 500.000 bolívares, pero no sabemos quién los debía, ni quién quería quedarse con ese dinero", ha explicado la familia.