Los agentes han desarticulado al grupo criminal que explotaba a ésta y otras mujeres y ha detenido a cuatro hombres de origen nigeriano en una operación enmarcada en el Plan Policial contra la Trata de Seres Humanos con Fines de Explotación Sexual.

El periplo de tres años y 12.000 kilómetros de viaje que protagonizó la víctima finalizó cuando unos agentes de Ourense detectaron que ejercía la prostitución en un club obligada por una red nigeriana que captaba a jóvenes sin recursos de ese país para obligarlas a prostituirse en Europa.

La mujer fue captada junto a otras en una de las zonas más deprimidas de Benin City, aprovechándose de su situación de absoluta necesidad y engañándolas con promesas de trabajos bien remunerados en Europa.

A la chica, localizada ahora en Ourense, le ofrecieron viajar hasta Bélgica para casarse con un hombre adinerado, lo que le aseguraría un futuro y la obtención de los documentos necesarios para residir legalmente en la Unión Europea.

Una vez aceptada la propuesta y antes de abandonar Nigeria fue sometida a rituales de vudú por los que se establecía una especie de contrato en el que la organización se comprometía a llevarla hasta Bélgica y costear los gastos del viaje, mientras ella juraba lealtad a sus explotadores, comprometiéndose a no escapar ni denunciarlos, así como a pagar la deuda adquirida por su viaje.

En caso de incumplimiento del contrato, ella y su familia podrían sufrir todo tipo de males o incluso la muerte. Así, junto a otras ocho mujeres más, comenzó un largo viaje por vía terrestre que la llevaría desde Nigeria hasta Libia, atravesando Níger y Argelia.

En todo momento las chicas estuvieron controladas por otro miembro de la trama, el denominado "pasador", que también se encargaba de enseñarles sobre su modo de comportarse y las respuestas que debía dar a las autoridades policiales en el cruce de fronteras.

Una vez en Trípoli, la víctima fue examinada por un médico que le informó que estaba embarazada y, como se negó a abortar, la organización la dejó abandonada a su suerte en Libia.

La mujer se desplazó como pudo hasta Zuara, una ciudad de Libia cercana a Túnez, y desde allí viajó a Argelia con la ayuda de un compatriota. Más tarde se dirigió a Marruecos con documentación falsa y un billete de autobús que le habían facilitado.

Ya en Marruecos se instaló en un campamento de refugiados donde fue vendida a otro miembro de la red que la llevó a Tánger para esperar el momento oportuno para embarcar en una patera con destino a España.

La patera fue rescatada en alta mar y trasladada a Algeciras para ingresar en un centro asistencial, y allí la víctima recibió una llamada de su explotadora en la que le daba instrucciones precisas para que fuese a un lugar en el que sería recogida por otros dos miembros de la organización.

Estos hombres la trasladaron hasta la localidad sevillana de Camas, después a Málaga y finalmente a Ourense, donde fue informada de que había adquirido una deuda de 30.000 euros con la red y que para saldarla tendría que ejercer la prostitución en un club de alterne, todo ello bajo amenazas.