El Jueves Santo en Sevilla es como las 24 horas de Le Mans, pero de luto y a pie. Es el jueves de mantilla, que arranca desde bien temprano y que se cuece desde primera hora en casa.

un equipo de laSexta ha estado con Mari Ángeles, que se pone su vestido de tubo negro, sus tacones, su peina y su mantilla ayudada por su amiga a las 09.00 horas. Es la primera vez que lo hace.

El siguiente paso es ir de duelo a recorrer sagrarios con un discreto vestir y un discreto peinar. Y son indiscretas las miradas a quienes viven uno de sus primeros jueves santos, porque con las nuevas generaciones, la tradición se descoca subiendo las faldas y bajando los escotes.

Por delante hay un día agotador para que el que la experiencia pide zapato plano. El luto dura hasta la hora del aperitivo, y tras la comida, quien aguante, verá alguna procesión y quien no pueda más, a casa a cargar pilas.

Llega entonces el momento para sacarse la mantilla y ponerse ropa cómoda para cenar, porque hay que aguantar la madrugá en vela. Así seguirá hasta que llegue el alba, y por fin, el descanso... santo viernes.