Ana Julia Quezada ya ha pasado su primera noche en prisión, pero aún hay varias incógnitas sin despejar sobre cómo actuó Ana Julia. La primera: cómo accedió la asesina confesa a Gabriel. El 27 de febrero, el menor de ocho años cogió un camino para irse a jugar. Ella inicialmente contó a los agentes que salió diez minutos después. Sin embargo, posteriormente confesó que se lo llevó a la finca.

Pero aún no se ha probado la forma. Esto es, si lo forzó o si fue de forma voluntaria, prometiéndole que le llevaría después con sus primos. Tampoco se sabe cómo murió realmente el niño. Según el relato de Ana Julia, le golpeó con un hacha tras una discusión y que después le asfixió. En los registros en la finca de Rodalquilar los agentes hallaron el arma, pero aún se desconoce cómo se desarrollaron esos segundos.

O si, además, ya había planeado con anterioridad el uso del hacha. Ana Julia fue detenida en el momento en el que trasladaba el cuerpo de Gabriel en su maletero. Pero ¿qué pretendía hacer con él? En el auto, el juez dice, basándose en pruebas, que su intención era llevarlo a un invernadero para volver a ocultarlo. Y la gran pregunta que aún no se ha podido contestar.

¿Por qué lo hizo? ¿Cuáles fueron los motivos por los que actuó Ana Julia? ¿Hubo una motivación económica o fue por celos al menor? Los investigadores respondían a estas preguntas así: "Para el padre de Gabriel, el pequeño era lo más importante". Dudas, detalles que de momento no han transcendido de la investigación.