Sandra, de ocho años, tiene que comprometerse para hacer uso de su nuevo smartphone. Papá Noel se lo dejó bajo el árbol, pero sus padres quieren establecer unas normas. Por su seguridad la clave la tenemos que saber papa y mama siempre y tiene horario de uso", explica Maria José, madre de la niña.

Sobre el papel le recuerdan que el dispositivo pertenece a ellos, que conocerán siempre las contraseñas y que deberán de ser educados. Son reglas que los psicólogos recomiendan no perder de vista. "Es muy importante que sepan que detrás de los teléfonos hay personas", detalla María Zabala, experta en familia y tecnología.

Cada vez son más los niños que tienen smartphones entre sus manos. En España, con diez años ya lo tienen un 25%. La cifra se duplica cuando cumplen un año más. Cuando llegan a la adolescencia lo tienen casi un 94%.

Los educadores recuerdan que no son juguetes y que cláusulas como no enviar ni recibir imágenes íntimas hay que especificarlas para evitar posibles casos de abusos sexuales o cyberbulling.

"Internet es peligroso y los padres deber saber en qué páginas se meten sus hijos", cuenta Silvia Arana, psicologa infantil. Así, consideran que en todo momento los adultos deben de ser el filtro de las aplicaciones y establecer un castigo por si no se cumple lo acordado.