Julio, Manuel y Quique tienen una cita con la justicia griega el próximo 7 de mayo. Llegaron a Lesbos en enero de 2016 para salvar vidas, las de todos los refugiados sirios que llegaban por mar huyendo de la guerra. "Hemos venido a ayudar, no hemos venido a hacer nada ilegal", afirmaba, en enero de 2016, el vicepresidente de PROEM-AID, Manuel Blanco.

No obstante, los detuvieron. Quedaron en libertad tras pagar 15.000 euros de fianza, y ahora se enfrentan a un delito grave. "Un delito de tráfico de personas en grado de tentativa con penas de hasta diez años", denuncia ahora Blanco. "Estaban desbordados. La Guardia Costera no podía asumir en ese momento ese flujo de personas y estábamos realizando una labor imprescindible", añade Quique Rodríguez, otro de los bomberos de PROEM-AID de Sevilla detenido.

En el momento de la detención no estaban auxiliando a ninguna embarcación, por eso, según dicen, no lo entienden. "No sabemos a qué se debe", apunta Julio Latorre, el tercer bombero de la ONG detenido. Pese a todo, la labor humanitaria de PROEM-AID, esta asociación sevillana, no ha acabado, aunque no es fácil.

"Es muy difícil. De hecho, no seguimos en el Mediterráneo porque no tenemos dinero para estar. Gastamos 50.000 euros mensuales", cuenta Onio Reina, presidente de PROEM-AID. Ahora necesitan ayuda para comprar un barco con el que seguir haciendo lo que mejor saben hacer en el Mediterráneo. A la espera del juicio, su única condena es salvar vidas.