La Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Barcelona ha condenado a 23 años de prisión a un presunto terapeuta de Sabadell (Barcelona) Francisco F.C. por cuatro delitos de abusos sexuales, dos de ellos con penetración.

El tribunal también le ha condenado a pagar un total de 138.000 euros a las cuatro víctimas, que le denunciaron en junio de 2016 al conocer que la Audiencia de Barcelona le había condenado a seis años de cárcel por otros dos casos de abusos sexuales.

Según la sentencia, el supuesto especialista en terapias alternativas, de 70 años de edad, llegó a tener una consulta en Sabadell y realizaba tocamientos, masajes, masturbaciones y penetraciones a sus víctimas, diciéndoles que eran parte de su tratamiento.

Abusó de una de sus víctimas desde los 14 años hasta los 35, a la que inicialmente empezó a visitar en su domicilio familiar en 1995 "bajo la excusa de impartir clases de repaso gratuitas" y para ayudarle con lo que llamaba técnicas alternativas y naturales de relajación.

"En el marco de intimidad, afecto y sumisión", relata la sentencia, efectuó a la víctima tocamientos por encima y debajo la ropa excepto el sexo, lo que el supuesto terapeuta denominaba masajes energéticos para recuperar la autoestima y cargarse de fuerza para los estudios.

Cuando terminó los estudios, persistieron los abusos en una primera consulta clandestina en un taller situado en Polinyà (Barcelona) y, desde 2006, en el presunto centro de terapias naturales que abrió en Sabadell, donde llegó a penetrarla, primero como paciente, y después como trabajadora del establecimiento.

El terapeuta también abusó de un hombre, con el que contactó en un club de tenis en 1988, desde los 15 años hasta los 41, haciéndole unas relajaciones que consistían en tocamientos, besos y caricias por todo el cuerpo, incluso los genitales, "zona esencial para tratar los chakras", según él.

Una tercera víctima fue una mujer que acudió al centro en 2012 con 33 años aconsejada por la primera víctima, que era compañera de trabajo, para recibir tratamiento por las secuelas sufridas "a consecuencia de un tumor cerebral, ya que veía luces", señala la sentencia.

Explicó al presunto terapeuta sus problemas de visión y que tenía un trauma infantil por abusos sexuales que le impedía mantener relaciones con hombres, lo que éste aprovechó para decirle que estaba enferma a nivel emocional e iniciar tocamientos y felaciones en calidad de "terapias de shock para sanarse".

Otra mujer acudió al supuesto centro de terapias naturales entre los 16 y los 21 años y se limitó a tener conversaciones con el terapeuta de naturaleza sexual, hasta que en 2016 éste la convenció de que "una manera de liberarse y crecer emocionalmente era enseñar el cuerpo a la gente, manipulándola para que fuera al lavabo con él y se quitase la camiseta y el sujetador para mostrarle su cuerpo".