La sierra de la Culebra, en Zamora, es una de las cunas del lobo en España. Cientos de personas se acercan hasta aquí cada año para ver al lobo ibérico en su hábitat natural. "Es una experiencia muy bonita, muy tranquila", explica una mujer. "No hay palabras", añade un hombre.

Javier Talegón es biólogo y hace un par de años decidió ser profeta en su tierra y dar a conocer la fauna lobera de la zona a su mayor depredador: el hombre. "La filosofía es no comprometer seguridad de los animales y hacer actividades a largas distancias y anteponiendo siempre a su bienestar a la observación", explica.

Para pueblos rurales como Villar de Ciervos, León, con menos de 500 habitantes, el turismo lobero se ha convertido en el motor de la economía. Deja incluso más dinero que la caza tradicional. Lorenozo Jiménez, alcalde, afirma que "supone uno de los sustentos más importantes en la provincia".

María José Remesa, propietaria de un hotel rural, afirma que "si no fuera por el turismo rural la zona estaría bastante muerta". Pero la presencia de los lobos no contenta a todos. Ganaderos de la zona han contabilizado casi 200 ataques a sus animales en 2016 y piden que el boom del recién llegado turismo no se lleve por delante actividades económicas más tradicionales de la zona.

El ganadero y portavoz medioambiental de Coag Zamora José Manuel Soto afirma que "cuanta más gente llegue mejor, siempre y cuando respetando lo que hay". El desafío para los próximos años: potenciar el desarrollo económico del turismo lobero, sin perjudicar al medio ambiente.