Muchas personas son las que salen a la calle sin gafas de sol en verano, un dato que confirma Esther Gutiérrez, trabajadora de Carl Zeiss Vision: "Sólo una de cada cinco personas lleva protección ocular cuando sale al exterior".

Con la llegada del solsticio de verano, los ojos estarán más expuestos que nunca al sol. No protegerse la vista puede provocar desde cansancio o dolor de cabeza, hasta queratitis, conjuntivitis y, en casos extremos, hasta pérdida de visión o ceguera.

"Tanto la lágrima, como la córnea y el cristalino actúan de filtros contra la luz ultravioleta para que no llegue a la retina", explica Xavier Llobet, óptico optometrista.

Cabe destacar, además, que el error más común es ponerse las gafas sólo cuando hace sol: no hay que confundir la luz solar con la ultravioleta, que es una luz no visible que está presente también en días nublados. Por ello, los médicos recomiendan utilizar protección los 365 días del año.