En una empresa local trabajó hace dos años Younes Abouyaaqoub. Lo recuerdan como un buen trabajador, igual que en la última empresa donde trabajó. Ganaba un buen sueldo, su jefe habla de un chaval tímido que siempre iba en moto. Alguna vecina recuerda que en los últimos tiempos comenzó a vestir de forma tradicional. "Iba vestido en plan árabe, con las túnicas largas", asegura Esmeralda Sánchez, vecina del terrorista.

Por lo demás, todos los que lo conocían no consiguen identificarle como el terrorista de las Ramblas. Nuria Perpinyá, técnica de Convivencia y Participación Ciudadana de Ripoll asegura que ellos "veían su futuro trabajando aquí". Añade que no lo puede creer y que le supera.

Tampoco la mediadora social que trabajó con él y con varios de los detenidos y fallecidos. No da crédito: "Younes era introvertido, pero cuando le conocías y veías esa sonrisa maravillosa... ¿Qué ha pasado?".

La familia de Abouyaaqoub intenta capear el temporal alojándose en casa de otros familiares. Mientras, en Ripoll, las preguntas no cesan. Una educadora social cercana a las familias tampoco dibuja este perfil de los asesinos. "Estos niños eran niños como todos. Como mis hijos, eran niños de Ripoll. El que te saluda y te deja pasar ante la cola del súper, el que se pone nervioso cuando le sonríe una chica", decía en la misiva en La Vanguardia.

En el pueblo, todos intentan averiguar por qué estos chavales, sus vecinos, se convirtieron en terroristas de la noche a la mañana.