Los rocosos acantilados de la Costa da Morte es su arriesgado centro de trabajo. Juan, percebeiro de Laxe, A Coruña, hace equilibrio sobre las rocas sorteando el bravo mar, donde están "desde las 8 de la mañana".

Son unas cuatro horas de trabajo con una concentración máxima, lo que la bajamar permita. El fruto de su trabajo, con suerte, son cinco kilos de apetitoso percebe que durante la Navidad puede alcanzar los 200 euros.

Vestidos de neopreno, solo usan sus manos, un saco de re y un par de herramientas que llaman ferreiras para jugarse la vida intentando conseguir el preciado oro negro gallego con olas que les cubren por completo.

El percebe, que estas Navidades deleitará las mesas más afortunadas, rondará entre los 40 y los 200 euros.