Arganda del Rey, en Madrid, está en fiestas. Tiene poco más de 54.000 habitantes pero este año hay mucha más seguridad. El alcalde, Guillermo Hita, explica que "se contempla como eventualidad especial la posibilidad de un atentado yihadista".

Para ello refuerzan con más agentes e incluso con Policía local protegida con chalecos antibalas. También protegen romerías y procesiones. Ángel Cueva, jefe de la Policía local de Arganda, ha explicado "se ha puesto un dispositivo con coches delante, detrás y en los laterales para evitar que ocurra nada".

Lo mismo se prevé para otras fiestas como las de Salamanca, las fiestas del Pilar en Zaragoza o lugares más pequeños como Don Benito en Badajoz o Lucena, en Córdoba, donde se han instalado 16 maceteros para evitar la entrada de vehículos. También lo han hecho en Pozuelo de Alarcón, Madrid.

Susana Pérez, alcaldesa, sostiene que "han aumentado el protocolo de seguridad" y añade que "la gente está temerosa". Esto ha disparado la venta y sobre todo el interés de los ayuntamientos por las medidas de seguridad urbanas.

Agustín González, gerente de empresa de Mobiliario Urbano, sostiene que "ha aumentado un 30% la venta de bolardos". Este tipo de medidas son las más demandadas por la enorme efectividad que tienen a la hora de frenar un vehículo a toda velocidad y también porque el coste para los ayuntamientos no es elevado.

Así bolardos, maceteros, aumento de efectivos y hasta helicópteros conviven con los ciudadanos en fiesta. Ya se vio este año en la Tomatina de Buñol o en la Cordà de Paterna, donde no escatimaron a las hora de blindar la seguridad de sus ciudadanos.