Ante el aviso del menor, sus padres
explicaron a Charlie que el Museo de Historia Natural no podía tener fallos como
ese, pero a pesar de la negativa, el niño insistió en explicar que los
oviraptores andaban a dos patas y los protoceratops a cuatro.
Días más tarde, el museo envió una carta a
casa de Charlie reconociendo que el niño tenía razón y que estaban
"verdaderamente impresionados" con sus conocimientos sobre
paleontología. Se trata de un suceso que ha sorprendido al mundo y su madre no
ha dudado en explicar la gran afición del niño: "Charlie ama la
paleontología desde muy pequeño y comenzó a leer enciclopedias cuando tenía
unos tres años".